domingo, 15 de junio de 2014

James Stewart, la representación cinematográfica del buen americano (+ 10 películas esenciales y 2 reivindicables) (I)

INTRODUCCIÓN
Por Alba Mirás.

"Mejor que una gran interpretación es el nivel de la no actuación, cuando el actor desaparece y en la pantalla emerge la persona de carne y hueso, una persona que enseguida interesa a la audiencia. James Stewart, es de los pocos capaces de alcanzar ese nivel". Frank Capra.



  Contenido, genuino, carismático, entrañable, vivaz, luminoso, polivalente... James Stewart (1908-1997) fue un actor increíblemente versátil y talentoso, lograba mimetizarse tanto con los individuos que interpretaba, que daba la sensación de no actuar, todo le salía natural y espontáneo, sin impostaciones aparentes. Lo cierto, es que gran parte, de sus personajes guardaban supuestas similitudes con su personalidad real, representaba a la perfección al tipo corriente americano, al héroe accesible (a la persona que todos admiramos o queremos llegar a ser). Más que un intérprete en el sentido más convencional de este término, era un actor-personaje, su mayor virtud, residía en su eterna veracidad en pantalla (sus creaciones desprenden tanta verdad y autenticidad, que en determinadas ocasiones, resulta complicado discernir o delimitar, donde empieza y donde termina el ser humano ficticio o el real, da la sensación de que se han fundido en uno y por consiguiente, Jimmy suele interpretar variantes de sí mismo). Al igual que Cary Grant, Jimmy Stewart se creó con los años, una personalidad única y muy definida en el cine (en líneas generales, frecuentemente encarnaba al hombre provisto de un romanticismo incurable, íntegro, risueño, entrañable e idealista) resultando imposible que podamos imaginarnos a otros intérpretes en determinados títulos de su trayectoria. Su genialidad es inconfundible e intransferible.

Su carrera estuvo marcada por los personajes amables. Jimmy solía encarnar a tipos afables, con fuertes convicciones y de buen corazón, la representación ideal de los valores del buen americano en el ámbito cinematográfico (debido principalmente a sus 3 colaboraciones con el optimista y genial Frank Capra). Fue principalmente para el maestro del suspense Alfred Hitchcock (o también a las órdenes de Anthony Mann), para quien cambió radicalmente de personalidad interpretativa, representando en pantalla a personajes ambiguos y atormentados en ''Vértigo'' o ''La ventana indiscreta'' por ejemplo, totalmente opuestos a los roles luminosos y joviales que definieron la mayoría de su extensa filmografía. Supongo, que en algunas ocasiones, un determinado rostro condiciona tus papeles, Stewart siempre tuvo cara de buenazo (aunque su rostro ambivalente, podía tornase con inusitada facilidad para terminar eclosionando en personajes de una negrura y turbiedad insólitas) pero estaba tan dotado artísticamente, que se crecía ante los desafíos, consiguiendo encajar en otros registros diversos y más oscuros, demostrando así, una gran versatilidad. Uno de los actores, que mejor transmiten y reflejan la fragilidad, la comicidad y la emotividad en la gran pantalla. Como estaba comentando, Stewart desarrolla en sus películas, a grandes rasgos, dos perfiles claramente contrapuestos, uno es el más extendido o utilizado en su carrera, el tipo bonachón (que posiblemente, sea el más cercano a su personalidad) y el otro, el hombre obsesivo, tenebroso o sombrío, siendo seguramente, éste último el más arriesgado y complejo para un intérprete de sus características.

''Busco a un hombre para quien sea un esfuerzo llevar adelante su vida, cuyo juicio no siempre es demasiado bueno y que comete errores. Creo que la fragilidad humana es algo muy bonito de reflejar''. James Stewart.



James Stewart desprendía una naturalidad y carisma asombrosos, la cámara le adoraba y encandilaba al público con una facilidad pasmosa. De voz personalísima, calmada y profunda, comenzó su carrera en el teatro (daría sus primeros pasos en la interpretación gracias a que se unió a la compañía teatral University Players que pertenecía al director Joshua Logan, en ella, coincidiría con dos amigos suyos, Margaret Sullavan y Henry Fonda), después de abandonar sus estudios de Arquitectura. Al mudarse junto a Henry Fonda a Nueva York, probaría suerte en Broadway, donde cosecharía sus primeras críticas elogiosas. Poco después, gracias a Hedda Hopper (una actriz y columnista) realizó una prueba para la Metro y dicho Estudio lo contrataría a mediados de los años 30. Interrumpiría su incipiente y prometedora carrera, al alistarse en la armada americana para luchar contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial en 1941. Regresaría a su hogar en 1945, con un montón de medallas y con el rango de coronel. En definitiva, Jimmy fue un héroe dentro y fuera de las pantallas.

En 1945, recién llegado a Estados Unidos tras combatir en Europa junto a la armada americana. Protagoniza la portada de la revista ''LIFE'' en Septiembre de ese mismo año.


Nominado en 5 ocasiones al Oscar, ganaría uno como Mejor actor por su magnifica interpretación en ''Historias de Filadelfia''. Dotado de un timing cómico perfecto y realmente memorable, también demostró mucha soltura y admirable eficacia en registros más serios. Solía acoplarse a la perfección con sus partenaires femeninas, funcionando con todas ellas (especialmente con Margaret Sullavan, Katharine Hepburn, Jean Arthur o Rosalind Russell). Trabajó a las órdenes de los nombres más sobresalientes de la época dorada de Hollywood, como Frank Capra, Alfred Hitchcock, George Cukor, Otto Preminger, John Ford o Anthony Mann, entre otros.


Con su única esposa Gloria Hatrick McLean y sus cuatro hijos en común.


Hace escasos días (el pasado 20 de Mayo) se cumplieron 106 años de su nacimiento. Jimmy, es personalmente, uno de los actores clásicos que más adoro y más empatizo en pantalla, admirar a un actor como él, te abre la puerta a descubrir películas maravillosas o directamente, obras maestras. Es uno de los intérpretes ideales para iniciarse en esta adicción al cine clásico, dada la magnífica trayectoria que tiene a sus espaldas (en líneas generales). Con este especial, pretendemos rendir homenaje a uno de los actores más auténticos, portentosos e imprescindibles de la Historia del Cine.



''La ventana indiscreta'' (Alfred Hitchcock, 1954)
   Por Alba Mirás. 
 

 Nunca un título pudo ser más acertado. James Stewart, fotógrafo lesionado, observa con atención desde su ventana todos los movimientos de sus vecinos, pasa sus tiempos de ocio obligados, curioseando lo que hacen completos extraños del edificio de enfrente. ''La ventana indiscreta'' disecciona con mala leche, esa cualidad o defecto que tenemos cada ser humano de manera inherente, nuestra alma indiscreta o cotilla. Y por extensión, sirve también, para reflexionar sobre el hecho de que cada cinéfilo, llevamos en el interior un pequeño voyeur, nos fascina contemplar las miserias o alegrías humanas en una pantalla, aunque todo sea ficción. Lo esencial, es que el cineasta sepa contarnos con verosimilitud y pasión, todo lo que acontece en una historia determinada y en eso Hitchcock era un maestro, un creador de secuencias con un clímax apabullante de tensión y poder expresivo, esos ambientes opresivos y asfixiantes que te dejan pegado a la pantalla. Quizá los guiones de sus películas pudieran ser más cuestionables en determinados casos, pero es un realizador que lleva a rajatabla esa máxima tan importante, de que el cine es entretenimiento. Sin lugar a dudas, es un virtuoso de la dirección y en el campo del suspense su fama es justificada porque era un auténtico especialista, pocos tan hipnóticos y eficaces como él en ese género.

''La ventana indiscreta'' gira en torno a un misterio, identificar a un vecino como el presunto asesino de su esposa. Un contenido y magnífico James Stewart (en un papel singular en su carrera, un personaje amoral) ayudado por unas solventes Thelma Ritter y Grace Kelly intentarán resolver este caso a toda costa, aún a riesgo de perder su vida. A través de sus dos horas, Hitch mantiene constantemente nuestro interés y elabora de manera estupenda y admirable, un thriller que va in crescendo (dejando constancia, de sus portentosas habilidades como narrador cinematográfico, creando un conjunto vibrante, complejo y corrosivo) y nos deja frases memorables para la posteridad. Una de las películas más sólidas y emocionantes de su extensa filmografía.


''El invisible Harvey'' (Henry Koster, 1950)
   Por Alba Mirás.  



''El invisible Harvey'' es una comedia deliciosa y tronchante, en la línea vitalista de las mejores obras de Frank Capra, podía pertenecer perfectamente a su autoría. Se trata de la película favorita de James Stewart (muchos años después, él mismo protagonizaría un remake). El delirante argumento (A Elwood, es decir, James Stewart, presuntamente, se la aparece un conejo gigante, de nombre Harvey) juega con el espectador y plantea curiosas preguntas, nuestro protagonista está realmente demente o ese ser no es imaginario y en verdad existe? O es el único cuerdo entre las personas que le rodean? Harvey es una alucinación o no? Su familia, lógicamente, está preocupada por su estado mental y deciden internarle en un psiquiátrico. 

Estamos ante una comedia magnífica, que vuelve a poner de manifiesto, la sublime capacidad de Stewart para adaptarse a papeles cómicos, su Elwood es único y adorable. Jimmy realiza una actuación perfecta, conmovedora y sutil. También realmente memorable la interpretación de su hermana Veta Louise (Josephine Hull, ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor actriz secundaria por este trabajo). 

En los últimos años, Steven Spielberg estuvo interesado en dirigir un remake de ''El invisible Harvey'', aunque él seguramente haría una adaptación actual digna, creo que una película como esa, no tendría mucho sentido en nuestros tiempos y seguramente terminaría siendo algo bochornoso y no me imagino a ningún actor moderno adecuado para un papel de estas características, dado que Stewart lo hizo muy suyo. Es mejor, no tocar los clásicos, en definitiva. 


 ''Vértigo'' (Alfred Hitchcock, 1958)
    Por Josephb B. Macgregor.


No creo que exista ningún cinéfilo que no considere a James Stewart como uno de los actores más versátiles del Hollywood clásico, regalándonos a lo largo de una extensa y prolífica carrera un montón de personajes tan memorables como entrañables. Sin embargo, siempre he pensando que sus actuaciones pueden sintetizarse en dos creaciones muy claras., sin que esto implique una contradicción o negación de la afirmación anterior.

Por un lado, tenemos al galán de comedia o melodrama, siempre amable, despistado, nervioso, bondadoso, de ideas liberales, tímido, enamoradizo y algo ingenuo cuyos ejemplos más evidentes los encontramos en comedias archi-conocidas (Vive como quieras, Historias de Filadelfia, Me enamoré de una bruja, El invisible Harvey, El bazar de las sorpresas), melodramas amables (Música y lágrimas,El héroe solitario, El mayor espectáculo del mundo, The Stratton Story, Tormenta mortal), cine de catástrofes de los 70 y 80 (Aeropuerto 77), cine negro o policíaco de alto calado (La ventana indiscreta, El hombre que sabía demasiado, Anatomía de un asesinato, Yo creo en ti, La soga) e incluso westerns míticos (El hombre que mató a Liberty Valance, Winchester 73, Flecha rota, Dos cabalgan juntos). En contraste, Stewart supo interpretar también a un sujeto completamente opuesto al anterior: un hombre torturado, obsesionado por la venganza, opaco y en algunos casos cercano a la patología en films sobre todo de Anthony Mann (Colorado Jim, El hombre de Laramie,) y de Hitchcock (Vértigo), realizadores magistrales que supieron extraer del actor su lado más tenebroso y oscuro. Existirían un par de excepciones que cumplirían las dos opciones, es decir el personaje comienza siendo el buen hombre, de ideas liberales y bonachón que todos conocemos, pero gradualmente se va transformando en un sujeto que inicia un inevitable proceso de autodestrucción; estamos hablando de dos grandes e indiscutibles obras maestras de Capra: Qué bello es vivir y Caballero sin espada, posiblemente (junto a Vértigo y La soga), dos de sus creaciones más conseguidas y potentes.

Para este especial homenaje a su figura he elegido “Vértigo” no sólo porque la considero su mejor película sino también porque es de mi cinco películas preferidas de la historia del cine (no pedirme que cite las otras cuatro porque cambian según el día, aunque ésta siempre permanece en la lista). Tengo que advertir que considero que sí estás leyendo esta reseña es que has visto la peli alguna vez, pero si no es así te aviso que he escrito un texto repleto de spoilers ya que – aunque tal cosa no suele ser habitual en mí – considero absolutamente esencial desvelar los “intringulis” más importantes de la trama para poder realizar un comentario en profundidad de semejante obra maestra.

Sobre “Vértigo” se han hecho múltiples estudios, análisis, tesis o críticas; también se han intentado buscar analogías o correspondencias entre Scottie y el propio Hitchcock, de tal modo que el personaje interpretado por éste vendría a ser un reflejo bastante exacto de la personalidad del realizador británico, sobre todo en lo que concierne a su visión del sexo o su forma de relacionarse con las mujeres o con las actrices con las que trabajó con mayor frecuencia (Ingrid Bergman, Grace Kelly, Vera Miles o Tippi Hedren). Dentro de esta especie de leyenda negra, existen múltiples anécdotas al respecto que acontecieron durante el proceso de producción de las películas o durante el rodaje de las mismas. Así, por ejemplo, la secuencia en la que Scottie intenta transformar a Judy (Kim Novak) en Madeleine (también Kim Novak) y la lleva por diversas tiendas para conseguir una transformación perfecta, parece ser que es un fiel reflejo de la escrupulosidad de Hitchcock a lo hora de vestir( o de tratar /torturar) a sus actrices, incluida la propia Kim Novak. Pero quedarse en la mera anécdota, no añade más o menor valor a la película; es decir, opino que un film no es más bueno o más malo porque aparezcan en él rasgos de carácter o filias y fobias del realizador; yo diría que es algo lógico y normal que sea así. Qué Hitchcock fuera más o menos misógino y sádico hasta la tortura, o tuviera una sexualidad compleja, extraña o un sentido del humor un tanto “peculiar”, desde mi punto de vista, no añade más valor a la película; en cualquier caso, sus aciertos o valores son otros.

Aquellos que personalmente considero más sobresalientes residen en una realización impecable repleta de secuencias en silencio que explican muchas cosas; la más representativa sin duda alguna: la persecución inicial por las azoteas y tejados de Chicago, sin palabras sabemos la patología que padece Scottie; pero que también potencian al misterio y al suspense de la trama: el seguimiento en coche de Scottie a Madeleine por las calles de Chicago, la secuencia del museo y el cuadro, el descubrimiento del colgante / camafeo sobre el pecho de Judy y sobre todo, la magistral serie de secuencias en la que Scottie cree ver a Madeliene en algunas mujeres que pasean por la abarrotada avenida comercial, que evidencia el alto y peligroso grado de obsesión del detective por la amante muerta.

Por supuesto, entre sus aciertos más destacables e indiscutibles podemos citar además: la banda sonora de Bernard Herrmann , con ese maravilloso y hermosísimo tema principal inspirado en “Tristán e Isolda” de Wagner que refleja perfectamente ese carácter de ensoñación permanente en la que vive el personaje; los imprescindibles títulos de crédito (que parte de una pupila que se va transformando en un laberinto de espirales) o las secuencias de las pesadillas de Scottie, creaciones ambas de Saul Bass y por supuesto el magnítico tratamiento fotográfico del film a cargo del genial Robert Burks.

Con respecto a la trama y el guión (a cargo de Alec Coppel y Samuel Taylor, basado en la novela homónima de Pierre Boileau, yThomas Narcejac, pero siempre bajo la supervisión de Don Alfredo), “Vértigo” pertenece a ese tipo de films de Hitchcock en los que existen diversos virajes argumentales y de género a lo largo de su más que enredosa trama, algo que era del agrado de éste y que lo hacía con cierta frecuencia. ¿En qué consiste tal juego argumental? Pues en que la película empieza – en el caso de “Vértigo” – como una investigación detectivesca, que gradualmente se va convirtiendo en un historia de tintes (presuntamente) sobrenaturales – la (falsa) Madeleine cree estar poseída por el espíritu de una antepasada – para ir derivando en una tragedia – la muerte de la amada por culpa del vértigo de Scottie el cuál le impide subir las escaleras del torreón del campanario – y que paulatinamente se transforma en una patología cercana a la locura, para concluir finalmente con una suerte de insólita farsa que – según la versión que hayamos visto – deriva en un trágico desenlace o en un imposible final feliz. Y es que existen dos versiones diferentes del final del film: uno que termina con la figura de Scottie enmarcada en el campanario, que deja abierta la posibilidad de su inmediato suicidio; y otra, impuesta por los estudios de Hollywood, en la que tras la escena del campanario, el detective tiene una amable charla con su amiga de confianza(Barbara Bel Geddes), en tono de comedia. Personalmente, éste es uno de los aspectos del film en cuestión que más me han atraído siempre, su diversidad, que Hitchock sabe llevarte siempre por dónde quiere y lo hacemos con sumo placer y gusto. No importa las veces que la haya visto ni que conozca el desenlace, la experiencia resulta siempre gratificante y enriquecedora.

Esta sucesión de géneros a lo largo de la trama argumental también está presente en muchas otras obras de Don Alfredo, como por ejemplo “Psicosis” que comienza siendo un drama sentimental, para ir derivando en un film policíaco o de suspense pero que finalmente se transforma en un film de terror.

Como he señalado al comienzo de esta reseña, Scottie, el protagonista de la historia, pertenece al tipo de personaje torturado hasta la obsesión; en este caso, por una mujer que no existe más que en imaginación; la tragedia del detective es que se ha enamorado de una mentira, algo que suelen percibir muchas personas cuando llevan dos o tres años de matrimonio, pero que en el caso del personaje de Stewart significará un shock brutal que terminará afectado su psique o su propia salud mental, aunque también logrará superar su vértigo o miedo a las alturas, pero para ello tendrá que pagar un precio muy caro.

La interpretación que de este proceso de degeneración realiza James Stewart es más que magistral ya que consigue una grado de veracidad y autenticidad insuperable; logrando además que yo como el espectador participe me implique en su trágica peripecia, que me identifique al cien por cien con su tragedia personal – supongo que no me pasará sólo a mí –, llegando a sufrir junto a él todas sus inquietudes y zozobras, todas sus decepciones o lamentables decisiones; el actor que fue también “el hombre más rico de la ciudad” me ofrece en esta ocasión a un Scottie profundamente humano, pero a la vez patético y digno de lastima; aunque su descenso los infiernos me resulte siempre tan inquietante como sobrecogedor, tan conmovedor como lamentable. Sólo un actor del calado del gran Jimmy podía hacer tal cosa. Hitchcock tuvo mucha suerte.

lunes, 9 de junio de 2014

Cine pre-code de Hollywood

''El adulterio no debe ser presentado como algo atrayente. Se deberá mostrar un estilo de vida correcto''. Código de Producción, años 30.  


 Antes de que el código de conducta (el Código Hays, que duraría hasta 1967) fuera instaurado, el cine de Hollywood gozó de mayor libertad para mostrar escenas escandalosas para la época, lenguajes atrevidos y personajes amorales femeninos. La figura de la mujer en el cine, ha vivido una constante evolución, de personajes planos de mujer ingenua, santa o de vampiresa en el cine silente (las limitaban a simples estereotipos femeninos), hasta que en el sonoro, las actrices empezaron a encarnar a mujeres independientes, libertinas, complejas, sexuales y demasiado osadas para una conservadora América. Mujeres modernas y emancipadas, alejadas del arcaico rol de amantísima esposa y mujer dedicada al hogar. La pureza de antaño, dio paso a la sofisticación, sensualidad y picardía. Los inicios del cine sonoro, trajeron consigo, una necesaria e imparable renovación de la figura femenina en la gran pantalla, las mujeres pasan a tener el poder sobre los hombres y no al revés, gracias a su inteligencia y malas artes. Ninguna actriz, deseaba interpretar a la niña buena. La dura y complicada época de la Gran Depresión (en la cual, había aumentado alarmantemente el número de parados y los cines se estaban quedando vacíos), empujó a los Estudios a rebasar los límites. Buscando una manera de incentivar al público para volver a las salas, el cine de Hollywood se volvió más abierto sexualmente, más crítico socialmente y polémico (mostrando prostitución, alcohol, drogas, abortos, violencia, promiscuidad...), se tuvo que reinventar, ante la amenaza de la quiebra generalizada, fueron los años más negros de la industria cinematográfica americana.


''Se prohibe la perversión sexual* y toda referencia a ella''. Código de Producción, años 30. 


Desde 1929 hasta 1934, la mujer en el cine, pasó a ser desenfadada, divertida, maquiavélica y liberal, esos cinco años fueron los más descarados, explícitos y abiertamente sexuales de la Historia del Cine. En aquellas películas, las mujeres ascendían a altos puestos directivos, engañaban a los hombres a su antojo, eran madres solteras, dejaban de estar tan expuestas al yugo masculino, etc. Más de 50 actrices de la época (entre ellas, Barbara Stanwyck, Bette Davis, Loretta Young, Mae West, Jean Harlow, Norma Shearer, Marlene Dietrich, Greta Garbo, Joan Crawford, etc) se rebelaron contra el machismo y la figura dominante masculina en general, retratando a mujeres fuertes, sensuales, desenhibidas e independientes, criaturas de rompe y rasga en definitiva. Fueron unas pioneras de inicios del siglo XX, que marcaron las pautas de una inminente transformación cinematográfica, parecía que nadie podía pararlas, hasta que cinco años después (en Julio de 1934) llegó la censura de los guiones. Hasta ese momento, el cine de Hollywood, había sido la tierra de la libertad y la diversión. En la Metro, reinaban dos estrellas, Greta Garbo que representaba a la vampiresa y Norma Shearer a la ingenua, pero esta última, con la llegada del cine sonoro y cansada de la imagen blanda que el cine había proyectado de su persona, decidió cambiar completamente de registro para ''La divorciada'', acababa de casarse con Irving Thalberg, jefe de producción de la MGM. Thalberg era famoso por controlar la carrera de sus estrellas, Greta Garbo o Joan Crawford, se contaban, entre ellas. Se pensó en Joan Crawford para la protagonista de ''La divorciada'', pero Norma Shearer se adelantó y consiguió este codiciado papel pese a que inicialmente nadie estaba convencido de que podría interpretarlo de manera creíble (ni siquiera su marido Irving Thalberg). Norma, decidida a lograrlo costara lo que costara, le mostró una sesión de fotos provocativas suya a su marido y fue así, finalmente, cómo él accedió a hacerle una audición. Joan Crawford (que ya mantenía una relación distante con ella, ya que había sido una segundona suya, realizando tareas de doble en trabajos mudos de la actriz y además, le había robado papeles que ansiaba, ambas pertenecían al mismo Estudio) le declaró la guerra, nunca pudo perdonarla.

''Los criminales no deben ser convertidos en héroes. Los tribunales no deben ser presentados como injustos''. Código de Producción, años 30. 


El Código de Producción de Películas, especificaba, lo que se podía mostrar o no en pantalla (estaba prohibido por ejemplo, la desnudez, el adulterio o el sexo ilícito, etc). ''La divorciada'' fue una película clave en los últimos coletazos de la época pre-code, por su buen hacer, tratando un tema delicado en aquellos tiempos como es el adulterio, de manera sofisticada.


''Las películas no deben sugerir que la obscenidad es aceptable''. Código de Producción, años 30.


El fuerte acento sueco de Greta Garbo, retrasó su llegada al cine sonoro. Antes de que la Garbo debutara en el sonoro, Norma Shearer ya había protagonizado cuatro peliculas habladas. Fue en ''Anna Christie'', en la cual, pronunció sus primeras palabras. Greta Garbo aterrizó en Estados Unidos en 1925, al principio, sólo le adjudicaban películas en las cuales, interpretaba a vampiresas (un estereotipo que ella misma, odiaba), después del rodaje de ''El demonio y la carne'', se declaró en huelga. MGM, no tuvo más remedio que ceder y le ofrecieron ''Anna Karenina'' y ''La mujer ligera'', gracias a esos papeles, conseguiría deshacerse de esa etiqueta. ''Anna Christie'' y ''La divorciada'' se estrenaron con un mes de diferencia, Shearer ganó el Oscar a la mejor actriz, estando ambas nominadas.


''Una mujer para dos'', ''Anna Christie'', ''Carita de ángel'', ''Red Dust'', ''The Animal Kingdom'', ''Un alma libre'' o ''La divorciada'', son algunas de las películas más representativas de la era pre-code del cine americano. Se hablaba con libertad sobre el sexo, el deseo y se reflexionaba sobre los nuevos hábitos sexuales. Eran películas adelantadas a su tiempo y plenamente vigentes todavía en la actualidad, debido a lo modernas y subversivas que resultan.


''Se prohiben la indecencia y el exhibicionismo''. Código de Producción, años 30.

Fue, posiblemente, la etapa más arriesgada del cine americano, donde se llegaron a tratar temas sociales peliagudos o polémicos, como el aborto ilegal (en ''Men in white'' por ejemplo). ''Men in white'' estaba protagonizada por Clark Gable y Myrna Loy y basada en una obra que ganó el Pulitzer. Retrata el aborto de manera soterrada, pero claramente implícita, aunque sin mencionarlo o mostrarlo. Aún así, algunos críticos la consideraron inmoral, la recién creada Liga de la Decencia Católica la definió como ''inapropiada'' para su exhibición pública.

A principios de los años 30, las mujeres con formación universitaria y médica, empezaron a incorporarse al mercado laboral y las películas pre-code, narraban esas historias con interés.

''La reina Cristina de Suecia'' fue una de las primeras peliculas en mostrar la ambiguedad sexual, Greta Garbo estaba empeñada en hacer el papel de esta reina sueca bisexual, ante de las dudas de la MGM, les ofreció renovar su contrato con ellos, a cambio de permitirle protagonizar esta estupenda y transgresora cinta. El Estudio no tuvo más remedio que ceder, ya que la Garbo era una constante fuente de ingresos.


El cine pre-code subvirtió los roles antiguamente destinados al sector masculino, la mujer ahora, podía ser infiel, delincuente, trabajadora, malvada, egoísta, etc. Las mujeres por fin, se sentían liberadas y estaban empezando a conocer en profundidad, su sexualidad. El público de la época se sentía fascinado, por esas mujeres tan complejas, poderosas y con tanta personalidad e inteligencia. La era gloriosa de las mujeres fatales en el cine.


Las presiones de La Liga por la Decencia hicieron mella en el cine pre-code. Los católicos fueron los máximos culpables de que se implantara el temible Código Hays, debido a sus críticas y quejas sobre la conducta moral de las películas. Joseph Breen, un fanático religioso, que llevaba trabajando cuatro años en la oficina de William Hays, fue el principal impulsor de este código de censura, alegando que las cintas que se filmaban eran inmorales y atentaban contra la decencia. Poseía conexiones con la Iglesia Católica y fundó La Liga por la Decencia, un grupo religioso que les decía a los católicos que películas podían ver. Así fue, como consiguió el poder para poner al cine de Hollywood de rodillas. Y con ello, el fin de la era pre-code. Desde ese momento, las películas no podrían estrenarse sin el nuevo sello de aprobación del código de producción y antes de rodarlas, los guiones deberían de ser revisados y aprobados. Esta etapa supuso un considerable retroceso de la imagen de la mujer en el cine, volvía a ser considerada un simple complemento de la figura dominante masculina, una mujer sumisa y pura (la exaltación de los valores católicos más tradicionales). Pero finalmente, tantas restricciones, no pudieron frenar la reinvención de la figura femenina en el ámbito cinematográfico, la modernidad se abría paso. Y aunque fuera de manera velada o no tan implícita, algunos grandes creadores supieron hábilmente burlar la censura, que no desapareció, desgraciadamente, hasta 1967.

 *El eufemismo ''perversión sexual'', hacía alusión a la homosexualidad, entre otras cosas.

jueves, 5 de junio de 2014

Barbara Stanwyck, la actriz superlativa


 Contenida, temperamental, auténtica, magnética, carismática, polivalente... Barbara Stanwyck (Ruby Catherine Stevens, 1907-1990) es una superviviente, una currante y actriz nata. De origen muy humilde, su madre murió cuando era muy niña y su padre abandonó a la familia, pasó su triste infancia en hogares de acogida. Trabajó en pequeños oficios (como telefonista, por ejemplo), hasta que a los 16 años, empezaría a demostrar profesionalmente aptitudes artísticas, debutando como corista en vodeviles y antros de mala muerte, posteriormente se convertiría en actriz teatral en Broadway llegando así, sus primeros éxitos (en esa época, conocería a su primer marido el actor Frank Fay y además, conseguiría su nombre artístico definitivo). Terminaría poco después, siendo descubierta para el cine, currandose su carrera desde abajo. Películas generalmente menores, en las cuales, representaba a la chica sencilla que era en la vida real, personajes de mujeres bondadosas (paradójicamente, a lo largo de su carrera, daría vida a algunas femmes fatales realmente sobresalientes, siendo la más lograda y por la que obtuvo mayor popularidad, la que encarnó en ''Perdición'').

''Las tres noches de Eva'' dirigida por Preston Sturges.

Fue Frank Capra, su gran descubridor y con el cual, empezó a brillar como se merecía. Pero el papel que la confirmó como estrella y la perfiló como intérprete de una solidez dramática abrumadora fue ''Stella Dallas'' (King Vidor, 1937), con el cual, lograría optar a su primer Oscar a la mejor actriz. A lo largo de su carrera, se sumarían tres candidaturas más a este premio, por sus espléndidas interpretaciones en ''Bola de fuego'', ''Perdición'' y ''Voces de muerte''. Nunca lo ganaría por una interpretación en concreto (simplemente, tiene en su haber, uno honorífico, que fue a recogerlo en 1981 y con dedicatoria incluída a su amigo William Holden, fallecido poco antes), siendo para mí, una de las injusticias más grandes de las que puede presumir la Academia.

''Perdición'' de Billy Wilder.

La Stanwyck es una maravillosa actriz de carácter, pocas tan versátiles, genuinas y emocionales como ella, con un control interpretativo realmente apabullante, su poderío escénico es memorable (una virtuosa de la interpretación, se maneja con una técnica admirable y muestra en la pantalla, sus emociones con una verdad increíble y absoluta). Pocas actrices dejan tanta huella en los espectadores como Doña Bárbara, actriz pasional y de una fuerza arrolladora. Poseedora de una voz contundente y muy personal y unas facciones singulares que podían haberla encasillado de por vida en papeles de mujeres fatales, supo transitar acertadamente y con una enorme facilidad entre todo tipo de registros y géneros. Aunque los melodramas y las comedias, predominan claramente en su extensa trayectoria. Una auténtica dama de la interpretación, con todas las letras. Era favorita de muchos directores, especialmente de Frank Capra (la adoraba, se comentó que estuvo enamorado platónicamente de ella, además, le inculcó que la herramienta esencial de un intérprete, debe de ser siempre la mirada y como sea utilizada), Preston Sturges (que la escogió personalmente para la deliciosa ''Las tres noches de Eva'') y Billy Wilder (que la convenció para protagonizar ''Perdición'', tras las dudas iniciales de la Stanwyck, por temor al encasillamiento).


Seguir artísticamente a la Stanwyck, es un disfrute constante, no paras de descubrir joyas cinematográficas y de deleitarte con su talento. La adoro. En pantalla, puede alcanzar todos los registros que desee, para ella no hay fronteras. Puede ser dulce, bondadosa, cómica, dramática, pícara, odiosa, inquietante, malvada... Es asombrosa, su capacidad para resultar creíble en cualquier situación o papel. Es de esas actrices, que recomendaría sin lugar a dudas, a los cinéfilos que sean novatos en el cine clásico, al igual que otros como James Stewart, Bette Davis, Katharine Hepburn o Cary Grant, puede presumir de una carrera casi perfecta (en la cual, ha trabajado con los directores más talentosos de la época más dorada de Hollywood, como Howard Hawks, King Vidor, Billy Wilder, Preston Sturges, Mitchell Leisen, Douglas Sirk, Robert Siodmak, Frank Capra o Fritz Lang, entre otros). Y si hablamos de partenaires masculinos, con los que se nota que conectó mejor y creó una química excelente y envidiable, fue especialmente con tres geniales actores: Gary Cooper, Henry Fonda y Fred MacMurray. Como actriz, destaco tres cualidades especialmente y que valen oro puro: la mentada versatilidad, la capacidad de condensar y transmitir a través de su mirada un océano de sentimientos sin recurrir a excesivos alardes interpretativos (es una intérprete tan dotada y que sabe mirar tan bien, que consigue ir más allá del texto) y su poderosa, personal y carismática presencia en pantalla. En definitiva, es de esas actrices que te atrapan.

''Stella Dallas'' de King Vidor.

Si como actriz se entregaba completamente, como persona era muy reservada, se conocían pocos detalles de su vida privada, aumentando así, el misterio que la rodeaba en su faceta profesional. En el ámbito sentimental, estuvo casada en segundas nupcias con el galán Robert Taylor (cuatro años menor que ella) al que llamaba cariñosamente Junior, terminarían separandose en 1951, tras doce años de matrimonio. Se comenta que la ruptura le afectó mucho y que no volvió a confiar realmente en los hombres (se rumoreó que él le fue infiel con actrices como Ava Gardner o Lana Turner y que estas infidelidades, la llevaron a un presunto intento de suicidio). Su amistad con Joan Crawford, en los mentideros de Hollywood, supuestamente apuntaba a una posible bisexualidad de ambas.

''Bola de fuego'' de Howard Hawks.

En los últimos años de su carrera, además de recoger numerosos premios honoríficos, se enfocó hacia la televisión, apareciendo en tres series: ''Los Colby'', ''Valle de pasiones'' y ''El pájaro espino''. Barbara Stanwyck era de esas actrices tan entusiastas y que sentían tanto amor por actuar, que no cesó de interpretar durante la mayor parte de su existencia. En los rodajes, tenía fama de ser una persona encantadora, por su profesionalidad, amabilidad y generosidad (ayudaba y apoyaba a intérpretes jóvenes e inexpertos, como a su futuro amigo William Holden en ''Sueño dorado'' de 1939).

Seguramente por la película que más se la recuerda es por la inmortal ''Perdición'', pero si os atreveis a profundizar más en su filmografía, hallareis otras cintas inmensas e inolvidables, es una intérprete que se merece una reivindicación eterna. Es sin duda, una de las grandes.
Un resumen de su trayectoria cinematográfica, aquí. 





 

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