sábado, 18 de octubre de 2014

Frank Borzage, sensibilidad, amour fou y maestría



 Cuando hacemos balance acerca del melodrama, lo más lógico es citar a Douglas Sirk, posiblemente el maestro indiscutible de este sentimental e imprescindible género desde los albores del séptimo arte, pero es de justicia, rememorar a otros grandes nombres que también contribuyeron ampliamente a engrandecerlo y hacerlo evolucionar, entre los que se especializaron en él, cabe destacar, a John M. Stahl, Leo McCarey, Max Ophuls, William Wyler, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Elia Kazan, François Truffaut, John Cassavetes, y a otros tantos, que con el paso del tiempo, han quedado más ensombrecidos, pero que merecen estar al mismo nivel de los más grandes, como Robert Mulligan, Valerio Zurlini, Anatole Litvak, Claude Sautet o el caso del que nos ocupa en esta ocasión, Frank Borzage. La lista sería muy extensa si nos ponemos a realizar un repaso exhaustivo de nombres, he mencionado a esos cineastas, que personalmente, me enamoran e hipnotizan con su cine.

Marlene Dietrich y Gary Cooper con Frank Borzage en el set de ''Deseo''.


Frank Borzage, fue sin duda, uno de los grandes cineastas del mejor melodrama clásico, aunque su obra no ha sido lo suficientemente aplaudida por público y crítica con el paso del tiempo -la crítica lo acusaba de ser un director demasiado blando y sentimental, un caso similar a Frank Capra, con el cual, su obra guarda algunas similitudes evidentes, ambos lanzan una mirada tierna, se podría decir que un tanto ingenua, sobre el mundo que les rodea, aunque los dos, poseían un espíritu y una vertiente crítica en lo referente a lo social y político, pero es cierto, que en sus filmes, predominaba una visión romántica y algo idealizada acerca de la vida y el amor-, es por tanto, un gran desconocido, que merece una pasional reivindicación por su sensibilidad, maestría técnica y versatilidad. Su etapa silente, es maravillosa, derrochando brillantez, hermosura y oficio, a todos los niveles -en lo técnico, en lo visual, en lo interpretativo...-, sus trabajos están visiblemente influenciados en el aspecto visual por el expresionismo alemán. En su época fue uno de los directores más importantes y populares. Es a finales de los años 20, cuando firma cuatro portentosos y singulares poemas visuales dedicados al amor en su esencia más pura y genuina -las espléndidas ''El ángel de la calle'', ''El séptimo cielo'', ''El río'' y ''Estrellas dichosas''- y alcanza la gloria, ganando dos Oscar -en 1929 por ''El séptimo cielo'' y en 1931 por ''Bad girl'', ambos como mejor director-. Su paso al sonoro, hace que su cine adquiera un tono más realista, menos ensoñador. En sus películas habladas, mantiene un nivel medio bastante digno, aunque sin llegar al nivel de excelencia de su etapa muda, con títulos tan notables como ''Tres Camaradas'', ''La hora radiante'', ''Tormenta mortal'', ''Moonrise'' o ''Extraño cargamento'', por citar solamente algunos -su filmografía abarca una friolera cercana a los 100 títulos-. Los actores y las actrices lo adoraban, debido al ambiente de cercanía y respeto que creaba en los rodajes. Tres intérpretes esenciales en su filmografía fueron, sin duda: Janet Gaynor -la primera actriz premiada con un Oscar en 1929 y con la curiosidad de ser reconocida por tres trabajos, ''El séptimo cielo'' y ''El ángel de la calle'' ambas de Borzage y por ''Amanecer'' de Murnau- y Charles Farrell en su etapa muda y en la sonora, Margaret Sullavan -a la cual, le consiguió su única nominación al Oscar por su estupenda y sentida interpretación en ''Tres Camaradas''-.

Frank Borzage y su musa en su etapa muda Janet Gaynor fueron los primeros premiados con un Oscar en la categoría de actriz principal y director, sendos galardones por ''El séptimo cielo'', una de las cumbres indiscutibles del cine de Borzage, una obra de una belleza arrebatadora.


No se limitó exclusivamente al melodrama, prodigándose en géneros tan dispares como el bélico, la comedia romántica, el western o el noir, resueltos generalmente con admirable acierto, pero en el terreno melodramático, demostró una solvencia mayor y sentirse más cómodo en su discurso narrativo, el melodrama tiene una evidente predominancia en su extenso legado artístico. El melodrama ''made in Borzage'' se caracteriza por una cautivadora calidez, un romanticismo sin concesiones y un gran pulso narrativo. Poseedor de un formidable lenguaje cinematográfico, que podría definirse como vibrante, audaz e íntimo, esto unido a una fotografía deudora del expresionismo alemán, que crea una atmósfera de irrealidad, como de cuento de hadas -especialmente notoria en sus obras silentes, ''El ángel de la calle'' está fuertemente influenciada por las películas de Murnau, en lo referente a la iluminación tan especial que contiene-.

Frank Borzage, premiado con el Oscar al mejor director en 1929 por ''El séptimo cielo'' y en 1931 por ''Bad girl''.


Nacido en 1893, de origen italiano, austríaco y suizo, Frank Borzage era uno de los 14 vástagos de Luigi Borzage -minero de profesión- y María Ruegg, sus padres emigraron a Estados Unidos desde Austria. De los catorce hijos, ocho superaron la infancia, el resto murieron prematuramente. Además de Frank Borzage, sus hermanos Lew y Danny se dedicaron también al mundo del espectáculo, el primero se convirtió en un respetado asistente de dirección y el segundo, en actor.
Frank Borzage llega al cine como actor en 1911 -anteriormente, fue un reputado intérprete teatral-, contratado por Thomas H. Ince, termina protagonizando varias películas y haciéndose popular. Es a partir, de 1915, cuando debuta en la dirección, rodando algunos westerns y en los cuales también actuaba, ya en esos primeros trabajos, Bozarge comienza a dejar constancia de un perfeccionismo que le acompañaría durante toda su carrera, cuidando todos los detalles, como el tratamiento de la imagen o la dirección de actores, etc.

Janet Gaynor y Charles Farrell en ''El séptimo cielo''.


Su primer gran éxito detrás de las cámaras, llega con el estreno de ''Humoresque'' en 1920, en el cual, deja entrever, su delicadeza y buen hacer para el melodrama -un género difícil de dominar, ante la facilidad de cargar las tintas del sentimentalismo y así, edulcorar hasta límites insoportables cualquier historia de amor-. El estilo de dirección de Bozarge se distanciaba de muchos de los excesos de los directores de la época, su puesta en escena era sobria y sutil, pero al mismo tiempo, sus filmes destilan un romanticismo muy especial. Su principal táctica era crear un ambiente de intimidad y confianza con los actores. El tema central de la obra de Borzage es el amor con un halo onírico en sus historias -especialmente patente en su etapa muda-, pero en sus obras también subyace un erotismo sugerido, no mostrado abiertamente. Fue uno de los pioneros del cine clásico, en mostrar la anatomía masculina desde la perspectiva de la mujer.





Frank Borzage era un director muy minucioso, retratando no solamente magníficamente un tema universal como es el amor, si no, también, reflejando la pobreza y la crisis de una sociedad. En los años 30, su obra se volvió todavía más ecléctica, incursionando en comedias románticas por ejemplo, pero siempre llevándolas a su terreno -Borzage, contando con más o menos libertad creativa, mantuvo siempre su identidad artística, el denominado ''toque Borzage''-. En el cine de Borzage, hay que destacar varios elementos curiosos: su gusto por las escaleras, las metáforas, los recurrentes primeros planos de los rostros de sus intérpretes, etc. Y dos virtudes: su ausencia de cinismo y la confianza en el espectador -haciéndolo participe de cada película suya y no dándole todo masticado, retándole-. Frank Borzage es un director muy emocional, pasional, lírico, poético e intenso, pocos como él, supieron plasmar el amor con mayúsculas en la gran pantalla y de ese modo, elevar sus pasionales historias de amor -en muchas ocasiones- a la categoría de ''mágicas''. En la fase con el cine mudo que atravesó su cine, gozó de una libertad sin precedentes para la época, a partir de los años 30 tuvo que lidiar con la censura y su obra, fue mutando, pero en el fondo, seguía siendo fiel a sí mismo y a su universo tan personal y único, pese a las limitaciones del Hollywood del sistema de estudios. Durante los años 40, su carrera y su vida entraron en un gran declive, empezó a realizar películas olvidables y a rodar filmes de bajo presupuesto con Republic Pictures. Borzage atravesaba un período personal bastante duro, debido a su alcoholismo y al fracaso de su matrimonio con su primera esposa, la actriz Rena Rogers. Se casó dos veces más y finalmente encontró la felicidad, pero Rena marcó su vida y obra -se comenta, que inspiró a sus heroínas cinematográficas-. Borzage fallecería en 1962, a los 68 años, debido a un cáncer.

Janet Gaynor y Charles Farrell en ''El ángel de la calle''.

 

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