domingo, 22 de marzo de 2015

James Cagney, mafioso con alma de bailarín


''No quiero ser conocido solamente por un tipo de papel. Intento actuar en muchos papeles diferentes''. James Cagney.


 Los verdaderamente grandes actores son capaces de acoplarse a cualquier tipo de papel, James Cagney fue uno de esos intérpretes todoterreno que bordaban cualquier personaje y lo hacían completamente suyo. Cagney fue un actor de carácter y de singular trayectoria, puesto que, sin ninguna duda, era un intérprete de contrastes (por su mirada turbia y por su rostro de facciones duras, encajaba en el perfil de gangster a las mil maravillas pero en su carrera, también mostró una vertiente mucho más cómica y luminosa, Cagney, de hecho, siempre se consideró cantante y bailarín antes que actor). Esa dualidad interpretativa, constituye uno de los aspectos más interesantes de su labor como actor, poseía una asombrosa capacidad para mimetizarse con cualquier papel, nada se le resistía. No era intérprete por vocación, simplemente, veía la actuación como un empleo más, se sentía más cómodo en su faceta de cantante-bailarín. James Cagney (aunque diera la impresión de estar hecho para roles de mafioso), disfrutaba más, cuando en la gran pantalla, podía dar rienda suelta a sus notables dotes de bailarín (de hecho, aún en sus cintas noir, intentaba realizar sus peleas de manera coreográfica).

En su época, debido principalmente a su perfil de tipo duro cinematográfico, rivalizaba directamente con Bogart, Spencer Tracy o Edward G. Robinson por los favores del público. Curiosamente, con Bogart coincidió en dos ocasiones (en ''Ángeles con caras sucias'' y en ''Los violentos años veinte'') y mantuvieron una relación poco amistosa, surgiendo algún que otro pique sin importancia entre ambos.

James Cagney y Jean Harlow en ''El enemigo público''.


Un actor explosivo y certero en cualquier registro. Su reducida estatura, no era un obstáculo, para ser enorme en la gran pantalla (intérprete camaleónico, insuflaba a sus películas, mucha fuerza, carisma y energía, siendo uno de los actores con mayor personalidad de la Historia del Cine).
Popularmente es conocido como uno de los tipos duros por antonomasia del cine clásico de Hollywood pero era tan bueno en su oficio, que resulta verosímil, en el extremo opuesto, en personajes más afables o bonachones, sin chirriar en ningún momento.

''No era un tipo a lo Gene Kelly. Era pequeño y belicoso... Nadie pensaba que fuera un bailarín. El rol de gangster le iba como anillo al dedo. Y él no cambiaría eso''. Virginia Mayo.     

Criado en Yorkville (uno de los barrios más conflictivos del Nueva York de principios del siglo XX) pero de origen irlandés ("de donde yo vengo, si puedes ganar un dólar no haces preguntas, simplemente vas y lo haces", solía decir). James tuvo una infancia difícil, donde fue testigo del alcoholismo y ludopatía de su progenitor. Segundo de cinco hermanos, con 9 años, su padre empezó a mandarle al bar a comprar botellas de whisky. Lógicamente, ante esta trágica situación, su madre Carolyn, fue quien se hizo más cargo de sus hijos. Cagney desde su juventud, fue un ferviente defensor de las causas justas (actitud loable y combativa que mantendría también en su madurez, llegando incluso a ser acusado falsamente de comunista), granjeándose muchos problemas y peleas por defender sus ideales (en una ocasión, se hizo amigo de un chico problemático que, años más tarde, acabaría en un hospital para dementes, el bueno de Cagney intentó ayudarle, mandándole ropa pero no le llegó nada, debido a que la policía se quedó todo).



En 1918 cuando estaba estudiando Arte en la Universidad de Columbia, su padre fallece. A partir de este trágico suceso, Jimmy se ve obligado a dejar la carrera para ayudar a mantener económicamente a su familia, desempeñando todo tipo de pequeños trabajos antes de debutar en el mundo del espectáculo, como decorador. De ahí, saltó rápidamente a la interpretación, su primer papel en el mundo del vodevil, fue dando vida a un personaje afeminado.
Meses después, Cagney conocería a Frances Vernon, la que acabaría siendo su única esposa, se casaron en 1922 y estuvieron juntos hasta la muerte del actor en marzo de 1986, debido a un ataque al corazón. Frances Vernon fue decisiva en la carrera cinematográfica de James Cagney, el mítico actor estaba hastiado del teatro debido al poco dinero que ganaba con él, a causa a ello, se veían obligados a dormir en hostales de mala muerte, y fue ella, la que confió fuertemente en sus aptitudes artísticas y le animó a que no se rindiera, ya que estaba segura de que terminaría siendo una estrella. Vernon, fumadora empedernida, enseñó a Cagney a fumar para las películas sin tragar el humo, ya que Jimmy no tenía el vicio de fumar en la vida real. Jimmy daba una imagen de persona extrovertida e ingeniosa en pantalla, pero en la vida real, según aseguran sus íntimos, era un ser más reservado aunque tenía un estupendo sentido del humor. Le encantaba leer y le gustaba muy poco socializar.



Tras protagonizar varias comedias musicales junto al amor de su vida Frances Vernon, Cagney empieza a despuntar en Hollywood en 1930, a la par que las películas sonoras. Firmó un contrato de larga duración con Warner Bros (al mismo tiempo, que otros actores legendarios como Bette Davis y Edward G. Robinson), y después de una serie de papeles sin sustancia, en 1931 llegaría su gran oportunidad con la sólida y contundente ''El enemigo público'', en la cual, su interpretación fue muy notable y empezó a perfilarse como el tipo duro del Hollywood dorado. Tras este éxito, todo fue sobre ruedas en la carrera de permanente ascensión de Cagney, en la cual, se alternaban con pasmosa facilidad, roles y géneros antagónicos, desde dramas o comedias pasando por westerns o adaptaciones de William Shakespeare. Cagney era una bestia interpretativa que brillaba en cualquier registro, era mucho más que el gangster eterno (de hecho, fue un intérprete muy completo, dotado no solamente para la interpretación, si no también para el canto y el baile), la Warner no supo explotar su potencial musical. Cuando aterrizó en esta poderosa productora -para la cual, trabajaría en multitud de ocasiones-, Jack Warner le hizo rellenar un cuestionario, Cagney anotó dos cosas que podrían considerarse toda una declaración de intenciones: le molestaban sobre manera, las tonterías y las preguntas bobas. Y como razón para querer actuar, simplemente se limitó a responder, que tenía necesidad de encontrar un empleo y aseguró que no buscaba el estrellato.

James Cagney y Olivia de Havilland en ''La pelirroja''.

Debido a su estatura, en los inicios de su carrera, le costó encontrar su hueco. La Warner a modo de prueba, le ofreció al principio, un contrato de tres semanas destinado a papeles secundarios. Jack Warner terminaría dándose cuenta enseguida que Cagney tenía talento, debido a ello, le ofreció finalmente un contrato de larga duración. A lo largo de su carrera, Cagney tuvo varios encontronazos con la Warner (con idas y venidas incluidas, se marchó y volvió a lo largo de los años, llegó incluso, a montárselo en solitario creando la Cagney Production, que tras rodar tres filmes, terminaría cerrando), principalmente, por sus lógicas exigencias de mejor salario (empezó cobrando solamente 400 dólares por semana pero a medida que sus éxitos para esta compañía se fueron amontonando, la cifra fue creciendo de manera considerable) y mejores roles. Se convirtió en uno de los actores mejor pagados de Estados Unidos. Cagney no fue la única estrella que tuvo desavenencias con Jack Warner, otros nombres ilustres del celuloide clásico americano, actrices con agallas como Bette Davis u Olivia de Havilland, se enfrentaron a él, reclamando lo mismo que Cagney, un mejor salario y mejores papeles. Cagney también tuvo sus desencuentros con algunos directores, con Michael Curtiz (aunque era algo habitual que los actores no conectaran con este cineasta, ostentaba la mala fama de no saber tratarlos) y con Billy Wilder por lo metódico que era.



Cagney durante toda su vida, luchó contra la pobreza, las injusticias (por ejemplo, dando dinero para apoyar las huelgas de campesinos y mineros o también donándolo de su propio bolsillo para echar una mano a unos jóvenes negros que habían sido acusados falsamente de violación) y contra el sistema de estudios y la Warner Bros en particular -''Nos sacaban todo lo que podían, días de rodaje de diez o doce horas. Trabajábamos los sábados de 8 de la mañana hasta el amanecer, llegando a un punto de extenuación en que ya no podíamos ver''-. Debido a la explotación de los estudios que solían tratar a los actores como esclavos, Cagney fundó junto a otros compañeros de profesión, un gremio de actores. Cagney en octubre de 1933 fue escogido como el primer vicepresidente. En seis semanas, el sindicato creció a 4.000 miembros y los Estudios se vieron obligados a mejorar las antiguamente abusivas condiciones de trabajo. En definitiva, James Cagney fue toda una personalidad tanto dentro como fuera de la pantalla.

30 años después de empezar su carrera cinematográfica, Cagney abandonó el cine, debido, en gran medida, al rodaje tan intenso de ''Uno, dos, tres''. La edad empezaba a pasar factura, no solamente a nivel de cansancio físico, si no también, a lo que la memoria se refiere, le costaba recordar sus diálogos. ''Me gusta actuar. A Jimmy no. Pero fue una bendición para él. Le dio la posibilidad y los medios de desarrollar otros intereses. Le gustaba escribir y pintar. Y adoraba los caballos. Vivió la vida que quiso vivir gracias a la interpretación'' -Jack Lemmon-.

En 1974, reapareció públicamente para asistir a un homenaje que le concedía el American Film Institute. Poco después de este acto, caería enfermo, y sólo rodaría dos películas antes de morir en 1986.




TÍTULOS DESTACADOS

''Al rojo vivo''
''Uno, dos, tres''
''El enemigo público''
''Ángeles con caras sucias''
''Los violentos años veinte''
''Yanki Dandy'' (Oscar al mejor actor)
''El hombre de las mil caras''
''Ámame o déjame''
''La pelirroja''
''Ciudad de Conquista''

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